Recogimos las tiendas, nos dimos un baño en el lago y volvimos a salir diparados con el coche hacia el norte. Decidimos coger la ruta interior de Noruega, por que la de la costa serpentea demasiado y hay que coger muchos ferris.
De camino nos encontramos con una playita en uno de los fiordos, estaba bastante bien preparado con arena, y el agua no estaba muy fria por que en el fiordo el agua apenas se movía y no era muy profundo.
Tras descansar seguimos viajando y viajando hacia el norte entre paisajes increibles, la carretera apenas tenía ningún tramo recto por lo que ibamos bastante despacio.
Poco antes de llegar a Sandnessjøen, empezamos a buscar algún lugar donde acampar, pero el terreno era inclinado por todas partes excepto en las fincas privadas. Estabamos estresándonos demasiado cuando de repente vimos un alce al otro lado de la carretera, no tenía cuernos pero nos hizo ilusión.
Seguimos avanzando un poco más y paramos al lado de un hotel para dormir, pero vimos un puente al lado y nos hizo más ilusión dormir debajo del puente. Así que montamos las tiendas, cenamos y nos fuimos a dormir tan ricamente.
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